La meseta by Christopher Anvil

La meseta by Christopher Anvil

autor:Christopher Anvil
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ciencia ficción
publicado: 1965-08-09T23:00:00+00:00


XIX

Swanbeck y Holden contemplaban a los dos ex cautivos. Higgins llevaba al brazo izquierdo un cabestrillo y Delahaye se apoyaba en unas muletas. Los dos sonreían.

—No fue tan malo —dijo Delahaye—, teniéndolo en cuento.

—Aquellos árboles sólo parecían blandos —añadió Higgins.

Holden contempló agudamente al hombre del lápiz y a la silla vacía que tenía al lado. Luego, trasladó de nuevo la mirada a Delahaye.

—¿Le molesta estar de pie?

—Bien...

Al extremo de la mesa, alguien se aclaró la garganta.

—Venga aquí, Steve. Tenemos una butaca sobrante.

Higgins y Delahaye se contemplaron mutuamente. El último sonrió y avanzó hacia la silla vacía, en la que se sentó, siendo al instante rodeado por los inquisidores.

Holden se concentró en Higgins.

—Están destruyendo casi todos los centros civilizados del planeta.

—Naturalmente.

—¿Por qué? ¿Qué les hemos hecho nosotros?

—Bueno —repuso Higgins con sequedad— enviamos un equipo de exploración planetaria.

—¿Y por qué les molestó esta exploración?

—Obviamente, nos consideraron una potencia rival. Vieron que poseíamos... hidrofusores, y que por tanto resultábamos peligrosos.

—¿Qué es un hidrofusor?

—El instrumento básico de la ciencia.

—¿El qué?

- No hay ciencia sin hidrofusor. Los hidrofusores son los instrumentos básicos de la ciencia. La ciencia es el conocimiento de lo que puede hacerse con los hidrofusores, y cómo hacerlo. Sólo se puede construir un hidrofusor cuando ya se poseen otros. Cuando se tienen hidrofusores y se sabe utilizarlos, se posee un poder infinito; puede controlarse la estructura atómica y molecular, los procesos de los metales, crear barreras impenetrables, crear la antigravedad, construir correctores, y fabricar más hidrofusores. Si se tiene un enemigo, hay que construir grandes cantidades de hidrofusores, colocar una clavija especial a uno de sus costados y arrojarlos sobre él. Cuando estallan debido a su inestabilidad, claro está.

Holden estaba inclinado hacia delante, las manos sobre la mesa.

—Está afirmando que poseen un instrumento básico... ¡Un momento! ¿Se trata de un reactor de hidrofusión controlado?

—¿Cómo pueden saberlo? Y si no lo saben...

—Un momento. ¡Si lo han construido, tienen que saberlo!

—¿Por qué? ¿No es posible utilizar un martillo sin conocer la composición del acero?

—Sí, pero es imposible fabricar otro martillo sin saber cómo está hecho.

—Seguro. Hay que saber cómo está hecho. Lo que se hace entonces es coger cuatro «hidrofusores» y estudiar los procedimientos en el manual, bajo el epígrafe conveniente. Entonces se cogen las debidas cantidades de material, y utilizando otro hidrofusor como modelo, se coloca a éste en el foco alfa de los otros cuatro. Bien, se comprueban los diseños de los cuatro hidrofusores, y se mueve el ensamblaje de forma que los materiales se hallen en el foco beta. Entonces, se sitúan los cuatro en forma de inestabilidad cíclica, y se dejan por un tiempo. Después, la mayoría de los materiales han desaparecido, y se poseen seis hidrofusores en vez de cinco. Se redactada un nuevo manual para el reciente hidrofusor y ya está. Es muy fácil. Esta lección es de la Ciencia Seis.

Holden y Swanbeck se miraron mutuamente. Swanbeck contempló después a Higgins y dijo:

—¿Cómo sabe...?

—¿Que me dijeron la verdad? —terminó Higgins, con aspecto cándido—. Claro que no lo sé.



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